lunes, julio 20

Evans Prince

CAPITULO I

"La tía Gertrudis"

III parte




- Con estos recibimientos hasta dan ganas de volver a entrar

La llegada del Sr. Blackwood a la mansión fue inesperada; apenas había cruzado el umbral de la puerta con sus tres pequeñas hijas detrás de él y Grinch ya anunciaba su llegada para gran satisfacción de los seis pequeños Evans que relajaron sus posturas al ver que no se trataba de su tía.

- Reimer querido – saludó la Sra. Evans recibiendo a su gran amigo con un caluroso abrazo – verte aquí es una sorpresa ¿a que le debo tal honor?

- ¡Bah! Solo andaba en el pueblo y no quise dejar pasar la oportunidad de visitarlos, hace tanto tiempo desde la última vez

- Bastante tiempo… debo decir que has sido desconsiderado y egoísta

- Me parece querida Sephire que ambos lo hemos sido – contestó con gesto serio – aún así no quisiera importunar, si no me equivoco este recibimiento no era para mí

- Sin duda, estamos esperando la visita de la tía Gerty… apuesto a que la recuerdas

- Como olvidarla… siempre dije que una banshee se queda corta con ella a un lado

- Le dará gusto verte – dijo la Sra. Evans con picardía

- Si aún no ha olvidado lo que sucedió en Londres la última vez entonces estoy seguro que estará extasiada de verme

Ambos soltaron a reírse y volvieron a abrazarse solo como lo hacen dos grandes amigos después de tanto tiempo sin verse; el Sr. Blackwood lucía un aspecto bastante parecido al de la Sra. Evans. Pareciese que el tiempo no quería pasar por ellos. Conservaban ambos esa jovial sonrisa en el rostro, la cual siempre les caracterizaba. Movimientos gráciles y refinados, además de un peculiar brillo en los ojos que les hacía parecer apenas un par de jovencitos. Nada había cambiado desde que ambos se habían graduado en Hogwarts juntos.

Después de darles la bienvenida al Sr. Blackwood y a sus pequeñas trillizas, las cuales no tardaron en dejar de ocultarse tras las piernas de su padre cuando se sintieron mas en confianza, los niños se dispersaron por todo el salón reanudando sus juegos y actividades incluyendo ahora a sus tres encantadoras visitantes mientras que sus padres conversaban en la sala placenteramente.

- Han llegado como caídos del cielo – comentó Elliot a las pequeñas trillizas cuando se les acercó. Aún trataba de desanudarse la corbata.
- ¿como caídos del cielo? - preguntó Adry confundida

- Es cierto – dijo Tanana – el que ustedes estén aquí hará que la tía Gerty no grite a diestra y siniestra… al menos no tanto – agregó pensativa.

Las tres pequeñas rieron a pesar de que no entendían el verdadero significado de las palabras de los mellizos.
- y porque grita? - preguntó Adri curiosa - ¿le duele algo?
- esa es una buena teoría - rió Elliot - o quizas alguien le hechizó con algún encantamiento que le hace odiosa todo el tiempo
- ... o alguien le pinchó la retaguardia con un alfiler de dolor eterno
- papá dice que cuando una persona grita o esta enojada todo el tiempo, es porque en realidad esta enojada consigo misma - repuso Adri pensativa tratando de citar las palabras de su padre según podía recordarlas
Esa afirmación no pudo producir mas que sorpresa en Tanana, aunque su mellizo al contrario no le tomo tanta importancia. La niña pensó en la posibilidad y se preguntó que tendría tan enojada a la tía por vez primera. Por otro lado, Adri le causó una gran impresión por lo que no pudo evitar separarse de ella desde ese momento. Le acompaño en cada movimiento aunque solo fuese con la mirada.

A pesar de que las hijas del Sr. Blackwood se parecían como tres gotas de agua, cada cual era diferente y no muy difícil de reconocerlas. Sapamy, era un poco mas alta que sus hermanas, además de que su cabello era mas largo, lacio y de un color negro intenso; Adry parecía más atrabancada, sus movimientos eran ágiles y precisos, muy al contrario de Adri, que pareciese que siempre estaba en sueños; era un poco tímida, ya que en cada palabra que decía las mejillas se le llenaban de sangre al sentirse observada, pero esa característica la hacían aún mas dulce de lo que parecía. Eran encantadoras en general.

Aunque anteriormente los niños solo se habían visto una vez, bastaba para que todos se llevaran muy bien y se acoplaran en los juegos de inmediato. Siendo así, Sapamy se unió a los tips de belleza que Lehdzay le daba a la pequeña Jacqueline frente a un espejo, Adry participó con Anton y Elliot en los desafíos que ambos se imponían, y Adri aceptó interpretar a Cenicienta en la narración de Tanana que hacía en voz alta y en la que Andrew tomaba distintos papeles como ratoncillo, calabaza, caballo y príncipe.

- Andrew se supone que es un baile, el príncipe no se enamoró de cenicienta en una batalla bélica de magos contra trols... que es lo que hará cenicienta segun tu... ¿quitarles la mugre? – exclamó la narradora después de que su hermano hubiese hecho varios cambios en la historia

- ¡Los bailes son aburridos!
- Pero así va la historia…
- ¡Pues tu historia da asco!...
- ¡oshh!... de acuerdo – dijo exasperada – Adri ya puedes dejar de bailar, creo que Andrew no… ¿Adri?

La pequeña no dejaba de dar vueltas en su mismo lugar sin dejar de mirar el techo y con sus brazos extendidos hacia ambos lados.

- El techo se hace de un solo color… - exclamó en el segundo que dejó de dar volteretas

Tanana y Andrew se echaron una mirada traviesa y ambos levantaron sus rostros hacia donde Adri miraba. En aquella parte del salón, el techo estaba decorado con una extraordinaria escena con acabados arquitectónicos muy artísticos que se encontraban pintados de distintos colores.

- Vaya es cierto – comentó Tanana al corroborar lo que Adri había dicho segundos después de que ella y su hermano se unieran a la pequeña y se pusieran a dar volteretas de la misma forma.

Minutos después, todos se encontraban dando vueltas. Los primeros en unirse al trío fueron Anton, Elliot y Adry que, curiosos por saber que era lo que hacían se acercaron y quisieron corroborar ellos mismos de que en verdad los colores se confundían en uno solo cuando girabas de aquella manera. La pequeña Jacqueline no necesitó ser curiosa para unirse al grupo, ella solo vio lo divertidos que se veían todos y se les unió sin más preámbulo. Sapamy le siguió, y Lehdzay, aunque al principio hizo la observación de que todos parecían bobos de aquella manera, terminó por unirse.

El timbre de la puerta se escuchó y Grinch entró en el salón anunciando la llegada de la tía Gerty; la Sra. Evans y el Sr. Blackwood se pusieron de pie para darle la bienvenida al mismo tiempo que les pedían a sus hijos que dejasen los juegos por un momento y saludasen a la tía en cuanto entraran.

Pero al momento en que todos pararon, se tambalearon a causa del mareo que las volteretas incitaron provocando que se toparan entre ellos, las paredes y los muebles, derrumbando a su paso un par de mesas, rompiendo uno que otro florero y terminando tumbados en el suelo uno sobre otros.

El Sr. Blackwood y la Sra. Evans reprimieron la risa que les causaba ver la cara de espanto de la tía Gertrudis mientras ésta observaba con ojos como platos cada detalle de la escena. Aquel recibimiento era totalmente opuesto a lo que se había planeado y la Sra. Evans supo desde entonces, que se avecinaba un tedioso sermón que tendría que soportar indudablemente.

- Hola tía Gerty – saludó Elliot quien aún mareado se había levantado del suelo y se había acercado hasta su tía tambaleándose.

Había ensayado durante mas de una hora frente al espejo la forma en como su madre le había enseñado a saludar con una elegante y respetuosa inclinación, y no iba a dejar que tanta dedicación fuera en vano. Por lo tanto, como pudo se puso derecho, acomodó su brazo izquierdo frente a su cintura y se inclinó…
***

- De verdad te pasaste con la tía – masculló Lehdzay reprendiendo al pequeño minutos después – ahora si te pasaste… y lo digo no porque no me de gusto, si no porque ya me imagino las represalias que habrá… ¡y ustedes ya dejen de reírse!

Aún en el suelo, todos los niños se doblaban de la risa mientras que el pequeño Elliot mostraba una risa triunfal…

- No lo podemos evitar Lehdzay… hasta tu te reías hace un momento – dijo Anton
- Es cierto… hasta te salió un ronquido – agregó Andrew provocando mas risas
- Fue tan gracioso… - comentó Adri
- ¡Ediot ochino! – masculló la pequeña Jacqueline
- ¡No soy cochino!... estaba mareado y no pude evitarlo
- Si pero, no tenías porque vomitar en los pies de la tía – exclamó Tanana sin dejar de reírse – solo espera que regrese de lavarse… haz cavado tu propia tumba hermano

Todos dejaron de reírse ante ese último comentario mirando a Elliot con absoluta compasión mientras que éste se dejaba caer en el sofá resoplando y con el semblante preocupado, pero no pasó mas de cinco segundos para que todos volvieran a recordar la expresión de la tía Gerty en el momento en que el pequeño se inclinaba y vomitaba sobre su tía, y volvieran a doblarse de la risa.

1 comentario:

  1. Jajajaj! elliot! xD pensé que algo así pasaría pero jamás pensé que lo escribirías xD

    Vale, eso me ha animado!

    Paz

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